El petróleo ha subido un 24% en los dos meses y medio que va de año. A pesar de esta impresionante subida, el precio de 67 dólares por barril, al que cotiza hoy jueves, es el mismo que marcaba hace exactamente hace un año. Además, aún se encuentra casi un 30% por debajo de los niveles máximos que marcó en octubre de 2018. La situación ha mejorado para el petróleo y la OPEP en este 2019, pero dista de ser brillante. A pesar de los recortes de producción implementados por el cártel, la industria del shale oil(petróleo de esquisto) en EEUU está bombeando cada vez más crudo, mientras que la desaceleración económica global puede suponer un lastre para la demanda de ‘oro negro’. Las fuerzas parecen equilibradas en el mercado del crudo.

El crudo Brent acabó el año por debajo de los 54 dólares y hoy cotiza en los 67 dólares el barril. Varios factores han propiciado este auge del ‘oro negro’ entre los que destacan los fuertes recortes de la producción implementados por la OPEP, las sanciones de EEUU al crudo de Venezuela o el giro de los bancos centrales en su discurso, que ha propiciado un fuerte rebote de los mercados, cuya relación con los precios del petróleo es últimamente más intensa.

En lo que respecta a la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), los recortes han sido intensos y han llegado antes de lo previsto. Los economistas de Goldman Sachs creen que la OPEP está implementando la estrategia del ‘shock y el pavor’, buscando impactar a los mercados con un movimiento abrumador y de sorpresa. En el corto plazo parece que lo han conseguido.

La OPEP publicó en su informe mensual que su producción de crudo se redujo en 797.000 barriles diarios en enero, tras la disminución de 751.000 barriles por jornada que registró en diciembre, por lo que su nivel de producción se situó en los 30,806 millones de barriles por día, cumpliendo prácticamente con el objetivo de los recortes desde el primer día. Países de gran peso como Arabia Saudí o Irak han llevado la voz cantante en la reducción del bombeo.

La estrategia del shock y el pavor implementada por la OPEP da alas al petróleo

La estrategia del shock y el pavor implementada por la OPEP da alas al petróleo

También está contribuyendo de forma determinante las sanciones de EEUU a la petrolera estatal venezolana PDVSA, que podría restringir la oferta global de crudo, sobre todo de petróleo pesado. Este tipo de crudo (más vasto y rico en azufre) está sufriendo los mayores incrementos de precio. El petróleo Brent o West Texas son petróleos ligeros y dulces, por lo que sus precios se ven afectados con menor intensidad por los problemas y sanciones en Venezuela.

Por último, el nuevo discurso de los bancos centrales, que han dejado de lado (por el momento) las subidas de tipos y las medidas restrictivas en política monetaria han dado un impulso a los mercados de renta variable, cuya influencia en los precios del petróleo se ha intensificado en los últimos meses. Además, una política monetaria menos restrictiva podrían ayudar a prolongar el ciclo de crecimiento económico y, por ende, a mantener el crecimiento de la demanda de petróleo a nivel global.

Bernard Dahdah y Joel Hancok, economistas de Natixis, destacan en un informe de previsiones sobre el petróleo de este mes de febrero que «la correlación con los mercados de acciones ha sido muy fuerte y las noticias respecto a las negociaciones comerciales entre EEUU y China también han influido de forma importante».

Estos expertos creen que el mercado de crudo está llegando al equilibrio entre oferta y demanda y quizá pueda existir cierto déficit de oferta en el segundo semestre del año, «lo que podría apoyar el precio del petróleo en la segunda parte del año». De esto mismo habló ayer miércoles el ministro de Energía, Industria y Recursos Minerales de Arabia Saudí, Khalid Al Falih, que aseguró que el mercado petrolero alcanzará su equilibrio en abril.

¿Qué puede poner techo a la subida?

Hasta ahí los factores que apoyan la subida del precio del petróleo. No obstante, los elementos que pueden ejercer presión a la baja para el crudo no son pocos. En primer lugar aparece una desaceleración de la economía global más acentuada de lo previsto. Si la ralentización de la economía global profundiza y termina dañando la demanda de crudo y la confianza de los inversores, los mercados y el crudo lo sufrirán. La expectativas de un escenario de este tipo ya enviaron al petróleo a los 50 dólares por barril en diciembre de 2018.

La pesadilla de la OPEP sigue muy viva. Esta semana la Agencia de la Energía de EEUU ha publicado que la producción de shale oil(petróleo de esquisto) ha alcanzado los 8,31 millones de barriles por día, un nuevo máximo histórico impulsado por la prolífica Cuenca Pérmica, una región que ya bombea casi 4 millones de barriles por día, casi el triple de lo que produce Venezuela.

La nota diaria de Commerzbank sobre materias primas destaca que «el alza de los precios del petróleo parece haber terminado por ahora… parece que el fuerte aumento de la producción en EEUU está empezando a tener un efecto desaceleración en el precio del crudo… A finales de este año sólo cinco países producirán más petróleo que la Cuenca Pérmica».

Los economistas de BNP Paribas destacaban en declaraciones a Reuters que «la producción en EEUU, liderada por el shale oil, incrementará las exportaciones de petróleo en los mercados internacionales lo que coincidirá con una desaceleración sincronizada del crecimiento».

FUENTE: EL ECONOMISTA.