El precio del petróleo se ha disparado casi un 50% desde los mínimosde diciembre del año pasado. Es verdad que el crudo partía de un nivel relativamente bajo (50 dólares por barril de Brent), pero los ascensos ya han llevado a esta materia prima a superar los 75 dólares durante la semana pasada. El precio del ‘oro negro’ se está acercando a niveles que podrían empezar a ser negativos para la economía mundial y, sobre todo, para los países que son importadores netos de crudo como España. El consumo podría resentirse ante la erosión del poder adquisitivo de los hogares, lo que a su vez tendría un efecto directo sobre el crecimiento del PIB.

La desaceleración del crecimiento mundial y del comercio global ha ralentizado de forma contundente el crecimiento de la Eurozona. Este ‘parón’, de prolongarse, terminará pasando factura a la economía española, que por ahora se mantiene en pie gracias a la demanda doméstica. Sin embargo, el alza del precio del crudo podría afectar a este componente del PIB que ha aportado más de 1,10 puntos del crecimiento anual de España en el último trimestre de 2018. Un petróleo caro combinado con la desaceleración global puede ser una combinación peligrosa, sobre todo si el precio del ‘oro negro’ mantiene su tendencia al alza en el tiempo.

España importa alrededor de 1,3 millones de barriles de petróleo por día, siendo una de las economías de la Eurozona más intensivas en el uso de crudo. Esto supone que España es más vulnerable a los shocks en este mercado como ha asegurado en repetidas ocasiones el Banco de España. En un análisis publicado por el instituto monetario en 2018 se calculaba que un incremento del barril en 10 dólares puede provocar «un pérdida de 0,2 puntos porcentuales de crecimiento del PIB de media en los tres años posteriores al shock, mientras que la inflación aumentaría unos 0,9 puntos porcentuales en el primer año».

El Gobierno destaca en el Programa de Estabilidad que un aumento de 10 dólares del barril podría reducir el PIB un 0,5% en cuatro años respecto al escenario base que maneja el ejecutivo para ese periodo. Si en 2019 el crudo promedia 78,9 dólares (en lugar de los 68,9 que prevé el Gobierno), el PIB será un 0,1% inferior a lo previsto, es decir, unos 1.200 millones de euros inferior.

Poniendo cifras absolutas, el impacto de una subida de 10 dólares del Brent supone un incremento del gasto en importaciones de crudo para España de unos 4.700 millones de dólares (4.220 millones de euros). Por ejemplo, en 2017 el precio del Brent promedió 51,6 dólares y España gastó 24.570 millones de dólares en importaciones de crudo, mientras que en 2018 el precio medio fue de 69 dólares y el gasto ascendió a 33.728 millones de dólares. En este caso, un ascenso de 17,5 dólares del crudo desembocó en un aumento de 9.158 millones de dólares en importaciones. Esto también incide de forma severa en la balanza por cuenta corriente ‘empeorando’ su saldo e incrementando la dependencia de la economía española del exterior.

Aunque no todo es cosa del petróleo, España arrojó un superávit por cuenta corriente equivalente al 2,3% del PIB con el precio del crudo promediando los 40 dólares por barril. En 2017 este superávit cayó al 1,8% del PIB con el crudo en 51,6 dólares y en 2018 cayó el 0,8% con el petróleo en 69 dólares. El creciente déficit en la balanza energética de España puede ayudar a la economía española a registrar nuevos déficits por cuenta corriente y a una mayor dependencia de la financiación exterior.

De forma más llana, los precios del petróleo afectan al consumo privado a través de canales directos e indirectos. Un aumento en los precios del petróleo afecta el poder adquisitivo de los hogares directamente a través de unos precios más altos para los productos energéticos derivados del ‘oro negro’ (gasolina, combustible para calefacción…).

En la zona del euro, alrededor de un tercio del uso total de petróleo de la economía se realiza en forma de consumo final, es decir, la compra por parte de los consumidores de tales productos. Los otros dos tercios provienen del petróleo que se utiliza en la producción de bienes y servicios no energéticos. Un aumento en los precios del petróleo implica un aumento en los costes de producción de estos sectores que finalmente pueden trasladarse a los precios finales de bienes y servicios, volviendo a reducir la capacidad de compra de las familias. Esto puede ser un problema en la actualidad dado el estancamiento de los salarios en esta nueva era de la economía.

Efecto sobre la economía mundial

Con una mirada más global, los precios del crudo todavía se encuentran en una zona relativamente neutra para el crecimiento económico, pero si siguen subiendo podrían comenzar a ser un lastre para la economía mundial. El daño es inferior al de épocas pasadas porque ahora la producción de crudo está más repartida, mientras que la economía necesita menos petróleo para producir bienes y servicios. La diversificación en el uso de fuentes de energía ha reducido la relación entre los precios del petróleo y el crecimiento económico. Según datos de UBS, la economía mundial necesita un 7% menos de petróleo para producir lo mismo en que 2007.

El petróleo en 100 dólares puede ser el preludio de una nueva recesión o al menos eso dice la historia

El petróleo en 100 dólares puede ser el preludio de una nueva recesión

Un alza de los precios a nivel global es menos dañina en la actualidadporque la producción de petróleo hoy se encuentra más repartida en el mundo y sobre todo más repartida respecto al PIB mundial. EEUU, China y Rusia se encuentran entre los grandes productores de crudo, entre los tres producen alrededor del 30% de todo el petróleo del mundo, mientras que sus tres economías, en paridad de poder adquisitivo, suponen alrededor del 37% del PIB mundial.

John Payne y Gabriel Sterne, economistas de Oxford Economics, ven riesgos evidentes para la economía global si el crudo se acerca a los 100 dólares por barril. El modelo que construyen estos expertos prevé una caída del crecimiento del PIB global en 0,6 puntos porcentuales si el Brent alcanza los 100 dólares y se mantuviese en ese punto entre el cuarto trimestre de 2019 y el de 2020.

Los economistas de Bank of America Merryl Lynch explican que el comportamiento del PIB también depende de si el precio del petróleo aumenta debido a un mayor crecimiento global (demanda) o debido a restricciones de suministro (factores de oferta como los recortes de la OPEP). No obstante, si los niveles actuales de los precios del petróleo persistieran, se podrían poner en riesgo entre 10 y 20 puntos básicos del crecimiento del PIB para el próximo año.

Esta subida del crudo llega «en un momento incómodo. El aumento de los salarios (que han llegado con mucho retraso) debido a la aceleración del crecimiento en 2017 podrían desvanecerse en 2020, por el crecimiento suave de la economía en este momento. El poder de compra podría estar bajo presión y, por lo tanto, el consumo y el propio mercado laboral. Los márgenes del sector corporativo también podrían reducirse … afectando al gasto en capital. En resumen, si los precios del petróleo aumentaran más (y de manera más persistente), nos parecería complicado ver que al crecimiento global aumentando lo suficiente como para compensar una demanda interna potencialmente más débil».

FUENTE: EL ECONOMISTA.