POR QUÉ ESPAÑA NO PUEDE PRESCINDIR  TODAVÍA DE LA ENERGÍA NUCLEAR

La propuesta de la Comisión Europea (CE) de reconocer como ‘verde’ la energía nuclear y el gas ha levantado una enorme polvareda entre ecologistas y algunos Gobiernos, entre los que destaca el español. Bruselas pretende que se le dé la categoría de inversiones sostenibles a las centrales nucleares que ya están en marcha y que se construyan, al menos, hasta 2045. 

Es cierto que la generación nuclear es una alternativa a los combustibles fósiles al no emitir gases de efecto invernadero y, además, permite una mayor planificación respecto a las renovables al no depender de efectos naturales. Es decir, garantizan el suministro eléctrico las 24 horas todos los días del año.

En concreto, una central nuclear produce energía eléctrica mediante un proceso físico, la fisión del átomo de uranio. Esto significa que en su operación no emite CO2 ni otros productos de combustión. En su ciclo completo de vida tiene unas emisiones medias de 12 gramos de CO2 por kilovatio hora (kWh) similares a las de la energía eólica e inferiores a las de otras tecnologías renovables.

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