Se espera una producción de cien millones de toneladas de cara al año 2025

El rompecabezas definitivo del XXI es cómo hacer la transición a una economía «neta cero» en emisiones de gases de efecto invernadero y detener el calentamiento global 

Al respecto el hidrógeno ha atraído un interés sin precedentes los últimos años. Se espera que su producción, de aproximadamente cien millones de toneladas, alcance 223 millones para 2050, incluso hasta seis veces más en determinados escenarios. Según el Consejo del Hidrógeno, organismo que incluye algunas de las principales compañías petroleras del mundo y grupos industriales globales, puede reducir para 2050 las emisiones de CO2 proyectadas en un 20 %. Este Consejo estima que ya para 2030 se traduciría en una reducción anual de emisiones de CO2 equivalente al volumen emitido por Reino Unido, Francia y Bélgica juntos. De hecho, hay más de 520 proyectos de hidrógeno a gran escala en marcha, equivalentes a 160.000 millones de inversión directa, para atender una demanda mundial de hidrógeno renovable y bajo en emisiones de carbono que puede crecer 50% los próximos años.

Efectivamente, el hidrógeno verde, producido con electrolizadores alimentados por energías renovables, ha captado la imaginación de los responsables políticos, sobre todo por su potencial para proporcionar energía limpia en sectores donde es difícil reducir emisiones de CO2, como acero, cemento, aviación y transporte marítimo.

De momento el plan Repower de la Comisión Europea establece un objetivo de diez millones de toneladas de producción nacional de hidrógeno renovable y diez millones de importaciones para 2030, para reemplazar gas natural, carbón y petróleo en industrias difíciles de descarbonizar. Incluso Bruselas acordó en 2022 disponer de 5.400 millones de euros en un proyecto de hidrógeno financiado por 15 estados miembros y el «Pacto Verde» industrial presentado por la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, asegura que en otoño se lanzará la primera subasta para apoyar la producción de hidrógeno renovable, con una prima fija por kilogramo a lo largo de diez años.Por su parte el Senado de EE. UU. aprobó, en agosto de 2022, el proyecto de ley de energía limpia más importante de su historia, con créditos fiscales para producir hidrógeno. Además 40 signatarios (70% de la economía mundial) del reciente acuerdo de la Conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio Climático COP 21, han acordado acelerar las inversiones en tecnologías y hacerlas más asequibles y atractivas para 2030, lo que incluye hidrógeno verde.

Pero aún no está claro el papel que el hidrógeno verde desempeñará en la transición mundial hacia una economía «neta cero» de emisiones de gases de efecto invernadero y todavía pueden pasar años antes de que se aclare la mejor manera de invertir en esta industria.

El hidrógeno verde aún solo representa 1 % de la producción total de hidrógeno. El resto es «azul o gris», producido utilizando metano o combustibles fósiles, como gas natural e incluso el carbón. De manera que, como ya señaló el grupo de investigación y consultoría Wood McKenzie en 2017, la producción mundial de hidrógeno contribuyó a más emisiones de CO2 anuales que Alemania o que toda la industria naviera mundial.

Así que el hidrógeno verde tiene gran potencial, tanto como valiosa herramienta para ayudar a la economía global a alcanzar cero emisiones netas y desde la perspectiva de inversión. Pero requerirá tiempo para alcanzar su máximo potencial respecto al horizonte típico de uno a dos años que muchos inversores favorecen. La tecnología existe y se observa un gran aumento de capital dispuesto a respaldar los correspondientes equipos de producción, pero aún no se da la escala necesaria. Los costes han comenzado a reducirse, pero todavía estamos a años de un punto de inflexión. Se requiere visión de largo plazo.

Los precios de producción son aún de alrededor de cinco dólares por kilo de hidrógeno verde y para competir con los combustibles fósiles tienen que bajar hacia dos dólares/kilo. Para ello, las plantas de electrolizadores, así como cadena de suministro asociada, deben ser más baratas, lo que los expertos estiman que no ocurrirá antes de 2030.

Fuente: El Economista – leer completa
Autor : César Pérez Ruiz