Aunque todos los productos que llegan desde las refinerías al centro de transporte y almacenamiento de CLH son aptos para su uso -cumplen estrictas especificaciones y son sometidos a diferentes controles de calidad- y pueden ser utilizados en los vehículos sin necesidad de ser sometidos a ningún tipo de tratamiento, lo cierto es que desde finales de los años 90, las grandes petroleras utilizan los denominados aditivos de calidad para otorgar a sus productos características exclusivas y diferenciarse de la competencia.

Cada aditivo tiene un uso concreto -y cada marca es libre de desarrollar los suyos al no existir obligación alguna al respecto-, aunque, en líneas generales, todos ofrecen ventajas similares al usuario: ahorro en combustible, mejor rendimiento del motor o mayor respeto por el medio ambiente. Actualmente, existe una gama muy amplia y sofisticada de carburantes que ofrecen a los consumidores la oportunidad de probar entre las opciones existentes y elegir la que mejor se adapte a sus necesidades.

¿Sirven para algo?

¿Cómo pueden saber los usuarios si «las bondades» que las compañías afirman que tienen estos carburantes son tales? ¿Existe alguna certificación «oficial» que lo avale? En realidad, no la hay como tal. «Es el propio mercado el que actúa como garante de que todo lo que publicita una marca es real», afirma Álvaro Mazarrasa, director general de AOP.

Pero no solamente el mercado. Una vez que los carburantes han sido elaborados y sometidos a las pruebas mas exigentes en laboratorios y centros de investigación para mejorar sus formulaciones y conseguir compuestos químicos más avanzados, suelen ser testados por expertos independientes que verifican sus cualidades.

Los nuevos carburantes con Neotech de Repsol, una formulación mejorada y exclusiva realizada en el Centro de Tecnología Repsol (CTR) que, según la compañía,»ofrece las máximas prestaciones con el mínimo consumo», han sido verificados por expertos externos a la compañía. Toda la gama cuenta con una «capacidad detergente y anticorrosiva superior que evita la formación de depósitos en el sistema de alimentación del carburante y prolonga la vida de los filtros y las bombas».

Además, las características diferenciales de los nuevos carburantes Repsol superan los parámetros establecidos en la categoría 5 del Worldwide Fuel Charter de 2013, el estándar internacional más riguroso elaborado por los principales fabricantes de automoción y que establece los requisitos ideales para gasolinas y gasóleos.

Repsol también cuenta con un plan de calidad mediante el que realiza un seguimiento exhaustivo del producto desde que sale de la refinería hasta que llega a la estación de servicio. En este caso, son laboratorios independientes los que se encargan de analizar que el producto cumple con los requisitos de la formulación exclusiva pero no se sabe cuál, ni hay un compromiso de kilómetros que puede recorrer el vehículo.

Hasta 56 kilómetros más por depósito

Tras cinco años de investigación y más de 50.000 horas de pruebas realizadas en motores y vehículos, a mediados del pasado año BP lanzaba al mercado sus nuevos carburantes con tecnología Active -con moléculas activas que eliminan la suciedad y las partículas que se acumulan en el motor-  y que, según la propia compañía, «pueden llegar a provocar un incremento en el consumo de carburante de hasta un 7 por ciento».

Esta tecnología se encuentra actualmente en proceso de certificación de calidad con una prestigiosa institución internacional, y todas sus ventajas han sido recogidas en un informe elaborado por la propia compañía donde se ponen de manifiesto que el uso continuado de este tipo de carburantes «ayudan a que el motor funcione de manera más eficiente, permiten una conducción más suave y ayudan a prevenir que el coche se averíe».

Aunque, sin duda, una de las afirmaciones más valoradas es el ahorro de combustible. Según el informe de BP, «con menos de dos repostajes, nuestros carburantes con tecnología Active son capaces de eliminar la suciedad almacenada en el motor, pudiendo recorrer hasta 56 kilómetros adicionales por depósito al margen del tipo de vehículo o de su antigüedad».

El cuidado del motor y la preocupación por el medio ambiente han llevado a Cepsa a sacar al mercado la nueva gama de carburantes aditivados Óptima, con una serie de características mejoradas que, según la compañía, «proporcionan al vehículo un mejor rendimiento y una mayor protección del motor».

La compañía afirma que «cada marca de combustible elije el tipo de aditivo que quiere añadir a los combustibles mejorando uno o varios parámetros y, lógicamente, es lo que traslada a sus mensajes publicitarios». Sin embargo, comenta, «es importante señalar que estos reclamos deben estar respaldados por pruebas de laboratorios específicas que, en nuestro caso, son realizadas por laboratorios independientes y que, al ser extremadamente complicadas, son también muy costosas».

Entre las prestaciones de los combustibles aditivados Cepsa, la compañía destaca las siguientes: Favorecen el arranque en frío, permiten llenar el depósito más rápido, mantienen el motor limpio, lo limpian si está sucio y recuperan la limpieza de los componentes, evitan la oxidación del acero, aumentan el rendimiento de la combustión y reducen el ruido del motor.

¿Cuándo se añade el aditivo?

Este proceso se realiza en las instalaciones de CLH que, además de transportar y almacenar los carburantes, también se encarga de añadir los aditivos que los operadores petrolíferos le entregan y que incorporan en el momento en que el combustible se carga en el camión cisterna que, posteriormente, lo trasladará a las diferentes estaciones de servicio.

Esta acción, explican desde CLH, «tiene lugar en los cargaderos de las plantas cuando, de forma automática y en la proporción establecida por cada operador, se añade el aditivo de calidad en el propio brazo de carga que está conectado a la cuba del camión, pudiendo aditivar a diferentes concentraciones para un mismo operador. Cada aditivo lleva su circuito independiente y sólo se mezcla con el producto en el brazo de carga».

Respecto a la proporción de aditivo que llevan los combustibles -y cuya fórmula desconocen-, éste varía según el operador y el tipo de producto. «Se trata de una proporción muy pequeña, unos pocos centímetros cúbicos de aditivo por cada metro cúbico de producto; es decir, las cargas de 10.000 litros de carburantes se mezclan, como media, con un litro de aditivo», afirman desde CLH. Para poder prestar este servicio, la compañía presidida por José Luis López de Silanes ha realizado importantes inversiones en los últimos años que han hecho posible incorporar nuevos equipos e implantar una compleja infraestructura en sus instalaciones.

Para aquellos operadores que no disponen de aditivos de calidad exclusivos, CLH les ofrece la posibilidad de aditivar sus combustibles con un aditivo de calidad indiferenciado. La compañía no desarrolla ninguna clase de aditivos, selecciona los mejores del mercado de acuerdo con las necesidades. Actualmente, CLH ofrece el aditivo HQ300 para los gasóleos y el HQ400 para las gasolinas, dos productos que permiten mejorar las prestaciones en los motores más modernos.

Tipos de aditivos y principales beneficios

Además de los aditivos de calidad, existen otros tres tipos.

Aditivos de proceso

Los hay anticorrosivos, que evitan el deterioro de las infraestructuras; y reductores de fricción, que minimizan el rozamiento durante el transporte por la tubería e incrementan la capacidad nominal de transporte del oleoducto hasta en un 150 por ciento.

Aditivos fiscales

Su finalidad es prevenir el fraude y son del tipo trazador-colorante. Productos como el gasóleo B y C están subvencionados para un uso determinado; sin embargo, por sus características, podrían desviarse para un uso fraudulento en automóviles.

Aditivos que mejoran las especificaciones del producto

Destacan el aditivo antifrío, empleado en invierno en gasóleos en las zonas más frías de España para mejorar su comportamiento a temperaturas muy bajas; y el antiestático, que se incorpora para mejorar la conductividad eléctrica y evitar la presencia de energía estática, lo que aumenta la seguridad. FUENTE: EL ECONOMISTA.